¡HABLA BIEN! 2

Una manera de estar en tinieblas es cuando te duele el triunfo de alguien, puesto que si hubiera amor de verdad lo celebrarías con él y porque además sólo un amor profundo borra tus muchos pecados (1 Pedro 4.8), la luz está en ti y amas porque conoces a Dios, porque Dios es amor. Si hablas bien a los demás los reconocerás y amarás como son, porque el amor cubre toda ofensa mientras que el odio solo provoca peleas (Proverbios 10:12). Si piensas bien encontrarás amor (Proverbios 14:22), pero si sigues con resentimientos y discusiones no estás sintiendo en plenitud el amor de Dios. A todos nos cuesta amar a los que nos aborrecen, pero debemos saber que eso significa vivir sólo de nuestra débil conciencia humana. Por ello, el que quiere vivir feliz, no debe hablar mal de nadie (1 Pedro 3:10) y en la Biblia, es asesino quien desprecia y aborrece rompiendo la comunión con el otro. Cuídate de no hablar mal de nadie aunque vivamos rodeados de gente que habla mal de los suyos y de su entorno familiar, amical o laboral. De hecho, hoy en día las áreas de recursos humanos de las empresas tienen mucho cuidado antes de contratar a alguien, en que no hable mal de sus anteriores jefes de trabajo.

La gente que siempre habla mal, lamentablemente lo hará en todas partes llevando malas palabras, pues como ya hemos advertido antes, lo hacen, o porque se sienten superiores o porque se sienten inferiores, desplazados y hablan mal de otros dañando su reputación: desacreditar a alguien es una práctica nociva y debemos sentirnos mal ante un maldiciente. Esto se aplica comercialmente, por ejemplo, en ciertos vendedores que presentan sus productos hablando no de sus bondades sino de lo malo que tienen los productos de la competencia, lejos de hablar constructivamente de su producto y respetar a su competencia. Hablar mal genera desconfianza, malestar y si estás cerca de mal hablados, aléjate de ellos.