NO SUPONGAS
Estar suponiendo algo siempre te lleva a la desdicha: suponemos cuando nos cuesta preguntar las cosas claramente y nos quedamos con esa actitud que dañan nuestras relaciones personales, familiares, laborales, etc. No puedes andar en la vida con supuestos y actuando de forma arrogante haciendo que las cosas funcionen a tu manera.
Esto se aplica también cuando supones cosas respecto a tus competencias profesionales o que saldrá bien algún negocio sobreestimando tus capacidades o, lo que es el otro extremo, cuando supones que no podrás lograr nada y vives en un absurdo. No supongas, asegúrate, créelo; así como tampoco supongas que Dios está aquí: abre tu corazón ahora y actúa, comienza por hacer algo. Hay una ecuación donde el tiempo es una variable (no te apresures a nada y aprende a conocer a las personas desde todos los ángulos), otra son las emociones (que menguan y hacen ver luego el lado oscuro) y la tercera son las decepciones; dando como resultante en el tiempo: los defectos amplificados.
Vivir suponiendo es ingerir comida malograda, pero ello es comer contaminación o veneno para la mente y los pensamientos. Cambia tu historia y deja de suponer, sigue amando porque esa es tu esencia y corta con todo veneno emocional, pues el que vive en oscuridad estará produciendo solo contaminación; pero si estás en Cristo y vienes a Él, entonces tus palabras tendrán una carga poderosa de amor y paz.
Renuncia a las murmuraciones, que tus palabras sean buenas y tengas conversaciones cordiales. Usa la Palabra sólo para crear, dar, compartir y amar; así servirán para vivir en libertad y será una semilla o una pastilla para purificar tu mente, donde la cosecha o producción dependerán siempre de ti. Debes tomar acción, cambiar tu lenguaje y tus suposiciones porque ello solo depende de ti.
Filipenses 4:8
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.