¡PIDE SIN DUDAR!
Hoy más que nunca estamos seguros que la oración es eficaz porque Dios da hasta que sobreabunde y nunca da a pocos. En Santiago 5:13 leemos que siempre hay motivos para orar: si estamos tristes, alegres, enfermos o cometemos errores; porque la oración eficaz del justo puede mucho.
Jesucristo es nuestro mejor ejemplo, pues antes de comenzar su Ministerio primero ora y es por ello que antes que tú comiences cualquier proyecto debes orar y no hacerlo emocionalmente, porque el problema de las personas es que no siempre oramos ni le consultamos al dueño de todo y que, en lugar de entender, empecemos a creer. No busques entender sino creer.
En otro momento vemos a Jesús quien antes de entrar al mar ora, haciendo que los demás vayan adelante; nosotros también necesitamos escuchar a Dios antes de hacer mucho movimiento. También cuando fue a ver a su amigo Lázaro que estaba muerto Él estaba orando mientras abrían la tumba conforme había ordenado: la oración siempre te trae confianza porque sabes que el Padre te responde y hoy te dice que remuevas ya esa piedra para que Él se glorifique cuando la gente crea en ti y todos sepan que Dios está a tu favor porque ve en ti Su Gloria Sobrenatural.
Una oración tibia y titubeando no funciona, tiene que ser una oración eficaz con convicción plena de decirle: “¡Dios sólo me quedas Tú y totalmente Tú!”, tal y como lo hizo Jesús cuando se encontraba en la soledad de su pronta muerte y oró desesperadamente. Es como cuando te sientes arrinconado y sólo cuando levantas tu mirada hacia Él es que verás los milagros, así como Jesús reconoció que su alma estaba turbada ante ese eminente desenlace pero que Dios lo glorificará. La oración es el clamor de tu alma, es fe sin dudar porque si pides dudando ya no es eficaz.
Es hora que le pidas al Señor como el Salmo 139:23 que te escudriñe, que conozca tu corazón, porque tú no eres de aquí y que, pase lo que pase, tu vida tiene su destino en Su Presencia y porque todo te ayuda para bien. ¡No dudes!
Salmos 139:23-24 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.