CONCIENCIA DE LIBERTAD
La libertad es una facultad que tiene el ser humano para poder elegir entre lo bueno y lo malo, la capacidad innata para discernir entre sus pensamientos y palabras para actuar por voluntad propia, sin coacciones ni manipulaciones.
Estar consciente de algo es tener conocimiento y el ser humano tiene ese estado de conciencia. Al ser conocedor de sus actos tiene la capacidad de discernir para saber cuáles de sus actos están bien y cuáles no. ¿Quién te dice que está bien y qué está mal? ¿Tus padres, maestros de la escuela? ¿Entonces cómo sopesas tus actos? Si tienes una Biblia debes leerla y practicarla, pero si tienes pereza espiritual y no tienes base, te envejecerás y morirás convalidando tus acciones con lo que la mayoría hace: “si lo hacen todos, está bien.
En ese orden de ideas ¿Estoy consciente de mis actos? Si no conozco y no pienso en el eje y ancla para mi vida, el autor y consumador de la fe, Jesús de Nazaret, como el único que me muestra tan palpable al Dios invisible; entonces seguiré tomando decisiones perseverando en el error y a eso llamamos pecado porque estamos de espaldas a Él y no solo es el sentimiento de culpa frente a las transgresiones morales o éticas que cometemos. Se puede pecar sin saberlo pero también deliberadamente. Esa es la condición humana y así venimos programados: cuanto más nos digan “no lo hagas” nos parece más atractivo todavía; cuanto más engrandeces el pecado más potente se hace, porque es la antítesis de una vida con Dios, apartado de Él o negando Sus Principios. Cuanto más lejos estamos de Él, más fácil y propensos para caer. Hay que volvernos a Él con todo nuestra mente, con toda nuestra alma y con todo nuestro corazón.
La Biblia la refiere en Juan 8:32 en términos de conocer la verdad pero no un conocer en automático sino con un despertar en tu conciencia a la verdad que nos hará libres. Esa verdad se llama Jesucristo y en el versículo 36 se complementa diciendo que seremos realmente libres si Jesucristo nos libertare.
Mi tarea como creyente es confrontar mis acciones y mis pensamientos con la Palabra y aprender a ser mejor persona conociendo cada vez más a mi creador no a un nivel religioso sino en profundidad, conocer a Jesucristo como tu Salvador y a partir de ahí cambiar tus acciones adquiriendo pensamientos mejores que los que encuentras en el sistema.
