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LA HORA NO ESPERA


La puntualidad es una norma básica de educación. Consiste sencillamente, en respetar los acuerdos de tiempo que establecemos con otras personas. Por ejemplo, si nos hemos comprometido en estar en algún lugar a las tres, no nos aparezcamos a las tres y cuarto, pues le habremos hecho perder 15 minutos a quién nos esperó (¡y pueden hacerse tantas cosas útiles en 15 minutos!). Las personas puntuales demuestran, por el solo hecho de estar siempre a tiempo, que consideran y respetan a los demás. Además, dejan en claro algo muy importante: que son dignos de confianza. Con su comportamiento, los impuntuales dicen "soy desordenado: cuidado con encargarme algo importante, puede que no lo haga a tiempo”


Existen personas que se "distinguen" por su impuntualidad. Para algunas de ellas, llegar tarde es una forma de llamar la atención. Otras, probablemente son impuntuales por falta de voluntad o de carácter. Para el impuntual, cualquier pretexto es bueno: siempre habrá un motivo que explique la falta de respeto que se supone su tardanza, o simplemente dirá: "tú ya me conoces", al parecer muchos minutos después de lo acordado. Parece incluso que mientras más confianza tiene con quien lo espera, mayor es la libertad que se permite para llegar tarde. El "tardón" demuestra con su actitud que es desorganizado, y, por lo tanto, una persona poco confiable. Por si fuera poco, su actitud indica que el tiempo de los demás no le importa gran cosa. ¿Qué sientes tú cuando los otros son impuntuales?




“Para todo hay un tiempo señalado, aun un tiempo para todo asunto bajo los cielos” Eclesiastés 3:1

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